miércoles, 22 de febrero de 2012

El romance es un pain in the ass

Love without pain isn´t really romance…
…Dicen los Röyksopp en “Only this moment” y ella piensa: ¿es verdad? Porque si es verdad entonces desde este momento anuncia su retirada del romance. Hace tiempo recuerda que leyó en alguna parte el significado de la palabra romance, el cual hacía alusión a una relación amorosa necesariamente violenta, sufrida, y el ejemplo perfecto era la historia de Romeo y Julieta, un amor tormentoso, imposible y que, por supuesto, termina en tragedia.
Con la idea en la cabeza de que el amor no puede (¡por favor, no!) estar ligado necesariamente al dolor, fue al diccionario más cercano y buscó la palabra romance. “Relación amorosa pasajera”, dice la Real Academia Española. ¡Bingo!  Entonces, lo que dicen los noruegos no es una mentira por completo: el amor sin dolor no es realmente un romance. Por supuesto. Ella sólo debe consultar su historial amoroso para corroborarlo.
En realidad, ella sólo ha tenido una historia romántica, de esas rebosantes de pasión, felicidad intensa y, obviamente, mucho dolor. A los 15 años creyó que había tenido su primera historia romántica no correspondida, sin embargo, para que exista romance se necesitan dos personas, y como a los 15 la única enamorada era ella (o al menos eso era lo que creía), ese capítulo no cuenta como romance.
Pasados los veinte fue cuando conoció el significado de la palabra. Esta chica debió saber que las cosas terminarían en tragedia cuando #Aquel le confesó que se sentía profundamente identificado con la frase Deep down inside I know our love will die, de “Only this moment”.
Señales, señales. Uno debe aprender a leerlas, interpretarlas y, mejor aún, a aceptarlas. ¡Idiota! Cuando #Aquel, #Aquella, sea quien sea, te dice que está muy segur@ de que su amor terminará sepultado, ella te da un consejo: ¡házle caso, porque muy probablemente así será! Corre.
Stay or forever go
Play or you´ll never know
Your spirit´s divided
You will decide if I´m all you´ve been waiting for
Crudo y directo. Si alguien tiene la osadía de pensar en tu relación con este tipo de canciones es mejor dar las gracias y continuar en el camino porque –ella se atreve a cortarse un brazo si no es cierto- terminará por decidir que “no eres lo que había estado esperando”.
Sin embargo, ella ignoró esa señal y muchas otras y ahí permaneció, sumergida en el romance. Viajó con la maleta de la intensidad bien colgada a los hombros por un camino maniqueo, unas veces negro, otras blanco. Porque el romance es eso, extremismo puro, una montaña rusa que puede llevarte al cielo o al infierno (y lo dice sin temor a sonar cursi).
Y los extremos son adictivos. Literal. Un romance hace que nuestro cerebro segregue unas sustancias muy parecidas a las que producen las personas adictas a ciertas drogas. Sí, ella recuerda que su hermana y su psicóloga se lo explicaron alguna vez, cuando no podía entender por qué demonios no podía liberarse de lo que sentía por #Aquel.  Su cerebro estaba prendado, era adicto a ese sube y baja, a esas descargas de adrenalina que producía cuando se enfrascaba en una discusión seguida del llanto y de la reconciliación.
Un romance te lleva a la ruina, pero no por mucho tiempo. Después de todo, los romances son “relaciones amorosas pasajeras”. #Aquel tenía razón en sentir identificación con “Only this moment”. Después de todo, ella también se identifica.
Deep down inside I know I will survive.
Y cada quién sobrevivió a su manera. Tan tan.
(bravo, bravo)

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